A raíz de incendios, inundaciones y lluvias tardías, se vieron afectadas 900.000 hectáreas productivas. Los eventos impactaron en distintos grados a zonas ubicadas entre las regiones de Valparaíso y Los Ríos.
NICOLÁS BIRCHMEIER
US$ 1.932 millones en daños habría registrado el sector agrícola el año pasado, según un balance realizado por la consultora inmobiliaria Colliers, debido al fuerte impacto que el rubro sufrió a raíz de desastres naturales y fenómenos climáticos ocurridos en regiones donde la agricultura es una de las más importantes.
El balance arroja que por estas razones se vieron afectadas cerca de 900.000 hectáreas (ha) productivas, considerando el impacto de incendios forestales, inundaciones y lluvias tardías que dañaron en distintos grados a zonas ubicadas entre las regiones de Valparaíso y Los Ríos.
Incendios
En los incendios forestales, que tuvieron lugar entre fines de enero y mediados de marzo del año pasado, principalmente entre Maule y Los Ríos, se vieron afectadas alrededor de 460.000 ha y el daño se centró sobre campos de rulo destinados a la crianza y ganadería, campos con plantaciones forestales de grandes y pequeños productores y campos con cultivos anuales y plantaciones frutales como olivos, cerezos, limones, arándanos. También uva vinífera de parras centenarias en el valle del Itata, con daños directos a frutales que afectaron su calidad o pérdida total de predios incluyendo plantaciones, bodegas, paneles solares, packing de frutas, estanques de agua, maquinaria y equipamiento agrícola en general.
El sector apícola también se vio muy afectado, con más de 50.000 colmenas dañadas por el fuego y se contabilizaron más de 27.000 animales muertos.
La consultora inmobiliaria estimó que las pérdidas agrícolas llegaron a cerca de US$ 682 millones y el desglose consideró que, de las 460.000 hectáreas afectadas, un 60% correspondió a suelos de rulo, un 38% a plantaciones forestales y un 2% a pequeños agricultores.
Lluvias
En el caso de las inundaciones producto de eventos de lluvias intensas con isotermas altas en junio y agosto, Colliers recordó que impactaron principalmente zonas entre las regiones de Valparaíso y Biobío. Las precipitaciones provocaron desbordes de ríos y graves inundaciones que incluso llevaron al Ministerio de Agricultura a declarar zona de catástrofe entre las regiones antes citadas en junio y estado de emergencia agrícola para las 117 comunas de O’Higgins, Maule, Ñuble y Biobío en agosto. Estos eventos resultaron en cerca de 400.000 hectáreas afectadas con pérdidas estimadas en US$ 900 millones, considerando daño a infraestructura hídrica, en donde se cuenta cauce de ríos, bocatomas, marcos partidores y canales que se debieron restablecer con maquinaria pesada en algunos casos y que en otros significó que no se pudieron ocupar esta temporada de riego agrícola.
Además, en la firma inmobiliaria indicaron que el agua entró en muchos predios donde se llevó todo lo que encontró a su paso, causando daños principalmente en suelos destinados a cultivo de hortalizas como lechugas, zanahorias o cebollas en la zona sur de la RM, y en el secano costero de O’Higgins y Maule, a suelos destinados para siembras anuales tradicionales como trigo, maíz, avena o alfalfa en Ñuble y Biobío. También se produjeron importantes daños a suelos plantados con frutales, tales como cerezos, avellanos, cítricos, pomáceas o uva vinífera y de mesa en diferentes sectores de las regiones ya mencionadas, en donde además se perdió toda la infraestructura de riego y de trabajo que incluye maquinaria agrícola, tranques, pozos, bombas de extracción y sistemas de riego tecnificado, agregó.
Finalmente, las lluvias tardías de la primera quincena de noviembre, con precipitaciones de hasta 40 milímetros en un solo día, sumado a un otoño y primavera de temperaturas anormales producto del fenómeno de El Niño, afectaron a las cerezas, que con cerca de 40.000 hectáreas plantadas en plena producción en el país vio cómo la producción de la superficie plantada entre la RM y el Maule presentó un 30% de daño. Lo anterior, en cerezas de variedades de cosecha temprana como Royal Down o Brooks, lo que significó alrededor de 28 millones de cajas menos de exportación, es decir, cerca de US$ 350 millones en pérdidas solo para productores, sin considerar las mermas para otros actores de la industria de la cereza como plantas de proceso, intermediarios, exportadoras y trabajadores de temporada.
Sobre el efecto que esto puede tener a nivel de la inversión del rubro, Rodrigo Gil, gerente del área de campos agrícolas de Colliers, manifestó: «Tenemos la expectativa de que la inversión en campos agrícolas en Chile vaya en aumento durante 2024. A pesar de las pérdidas por efecto de fenómenos climáticos durante 2023, el agricultor sabe muy bien que el clima es un factor inherente a la agricultura, por lo que, en general, prevalecen las excelentes características y variedades de clima y suelo que tiene Chile”.
Fuente: Diario El Mercurio