La autoridad recalcó que si bien en la crisis hídrica la prioridad es el consumo humano, el agua para las actividades agrícolas debe formar parte de la solución.
- Si desde hace un tiempo se veía venir un año de pocas lluvias, ¿por qué se decretó la emergencia ahora?
- Porque finalmente la situación depende de cómo va transcurriendo la temporada. Nosotros llevamos un trabajo de cuatro años adaptándonos a este cambio que es real. Si bien estamos decretando una emergencia para este año, la escasez hídrica nos ha acompañado por 13 años y ello ha requerido que vayamos profundizando medidas, acciones y programas de acuerdo a esa realidad. Hoy se hizo necesario declarar emergencia por petición de las regiones, para poder movilizar algunos recursos en pro de quienes lo requieren.
Pero esta condición es bastante estructural y, por lo tanto, las herramientas e instrumentos del ministerio se han trabajado por años.
- ¿A qué se va a destinar el fondo de $8 mil millones y cómo ayudará a enfrentar la falta de agua?
- Eso depende mucho de la situación de las regiones. Cada una tiene requerimientos distintos y, por ende, las medidas tienen que estar relacionadas a ello. Algunas van a tener que estar dirigidas a los ganaderos, otras para los apicultores y otras para los cultivos. Por ejemplo, en Coquimbo necesitan geomembranas para poder cubrir los canales y mejorar la eficiencia del llenado del agua.
- Desde el sector agrícola señalan que en la Región Metropolitana también se debería decretar emergencia agrícola. ¿Por qué no se sumó ahora?
- Estamos continuamente evaluando la situación de cada una de las regiones y, para poder decretar emergencia agrícola, se requiere un procedimiento administrativo de solicitud de la misma región. No descartamos anuncios en las próximas semanas para otras zonas.
- Más allá de los decretos, ¿qué medidas de fondo se están tomando?
- Más que resolver las cosas en el año puntual o una emergencia puntual, tenemos que saber cómo nos adaptarnos a esta situación en el mediano y largo plazo, para tener equilibrios en cada una de las cuencas y permitir las distintas funciones. Sin duda, la prioridad es el consumo humano, pero junto a ello, el agua para poder transformarla en alimento, cuidar los ecosistemas y permitir otras actividades debiera estar dentro de la ecuación. Solo así se permite el desarrollo sustentable en cada una de las regiones.
Como ministerio, además de participar de estas instancias, estamos en la línea de poder avanzar en la tecnificación del riego, hacer un buen uso del agua, aportar significativamente en este desafío. Es una actividad que consume, en promedio, casi 70% del agua disponible. No solo queremos ser parte del »problema», sino de forma muy activa parte de la solución.
Fuente: Diario Financiero