Como gerenta general de AFIPA, Patricia Villarreal advierte una alta participación de mujeres en el sector, pero con pocos espacios en cargos de liderazgo. Con iniciativas  como el premio “Mujer del agro” sueña con abrir caminos.

Revista Mundoagro – edición marzo 2023.

Su currículum dirá que Patricia Villarreal es ingeniero agrónoma de laUniversidad de Chile y magíster en Innovación. Pero hay algo en su rol que no se limita a lo que dice una tarjeta de presentación: Patricia es sobre todo una mujer con sueños muy concretos y la fuerte convicción de que debe ir en busca de ellos. Esa virtud no es otra que el liderazgo. Lo hace porque lo siente, está claro. Pero también lo hace para inspirar. Actualmente, se desempeña como gerente general de AFIPA, Asociación Nacional de Fabricantes e Importadores de Productos Fitosanitarios Agrícolas. Hace cerca de tres años que encabeza esta asociación y desde su posición de liderazgo ha promovido activamente el rol de la mujer en el agro, en distintos ámbitos y aspectos. Motivada por la ciencia, ha hecho carrera en distintas organizaciones, en la que tuvo una participación activa en pos de la equidad y la participación femenina. Hoy uno de sus principales objetivos es trabajar en la sustentabilidad y generar más instancias de visibilización de la mujer en el agro.

—¿Cómo crees que ha ido evolucionando el agro respecto a la equidad de género?
—Los cargos de liderazgo femenino hoy en día están muy limitados. Cuando estudié era aún más estrecho. Lo que había eran espacios de investigación y ciencia, pero siempre en laboratorio, roles de muy bajo perfil. Sí, había muchas mujeres científicas, que estaban en ámbitos importantes. Muchas, pero siempre limitado. Y quizás este era el único ambiente en que las mujeres podían desarrollarse mejor. En el agro, era muy difícil entrar en esa época, poder administrar un campo o estar de gerente agrícola. Eran contados los casos y muchas de ellas llegaban por casualidad a esos cargos.

—¿En qué crees que se ha avanzado?
—Creo que el Estado ha hecho un esfuerzo por visibilizar a la mujer en el campo, la mujer campesina, y ha desarrollado instrumentos para esto. Indap hace una labor relevante en esta materia. Asi mismo en este Gobierno hay un área de género importante en el Ministerio de Agricultura. A nivel de pequeña agricultura y agricultura familiar campesina se ha hecho bastante y se ha avanzado, pero a nivel de liderazgos, es diferente y falta mucho. No solo en el agro. En general, se cumplen las cuotas de participación de la mujer, con niveles técnicos y más hacia abajo. En presidencias y en gremios, somos muy pocas mujeres participando. Es alta la participación de mujeres en el agro, pero es muy poca la participación en cargos gerenciales.

—¿Crees que desde tu carrera has podido ir abriendo esa brecha desde tu propio rol?
—Creo que he tenido las oportunidades y las he tomado para ir abriendo esas brechas, con todas las dificultades que esto implica. En cada rol que he tomado en mi carrera, he participado en comisiones de género y en espacios que buscaban abrir oportunidades. Siempre he estado motivada y he tenido en mi vida muchas mujeres inspiradoras, que han sido líderes en sus áreas y que han abierto el camino también y que me aportaron en ese camino, en esas oportunidades. En mi vida ha habido mentoras que han permitido que yo, en mi ámbito de acción, haya podido abrir también caminos. Por ejemplo, Marcela Angulo, que hoy en día es directora de la Universidad de Concepción en la sede Santiago. Trabajé con ella mucho tiempo en Fundación Chile y posteriormente en Corfo. Ella ha sido una motivación e inspiración en mi carrera.

—¿Qué crees que aún falta?
—He pensado en cómo cambiarlo, pero no encuentro la respuesta. Creo que tiene que ver con la disposición y creo que falta aún una generación que pueda cambiar esto. Siento que en mi generación todavía se nos vincula mucho con las cosas de la casa, incluso una como mujer sentía esta división, pensando en cómo fue mi madre, cómo fue mi casa, con un papá profesional y una mamá en casa. Hoy soy parte de ese movimiento, en que las mujeres hemos sufrido incluso discriminación por no estar en la casa y no criar a los hijos como lo hicieron nuestras madres. Como madres de hijos, debemos hacer que aprendan que tienen los mismos derechos y obligaciones de las mujeres en la participación de la crianza y en lo profesional. Compartir los roles. Creo que es muy justo, que así como se comparten los roles, que esto también se valide legalmente. Que los hombres tengan un post natal como tienen las mujeres. Eso sería un gran aporte para nuestra sociedad, pero falta todavía para llegar a eso y creo que es básico para bajar la discriminación o la elección entre ser mamá o profesional. Debería ser mamá-profesional y papá-profesional. Eso espara mí el ideal.

—¿Como ves la discriminación, o la falta de oportunidad en el agro desde la agricultura pequeña?
—Hay muchas que trabajan a honorarios y que viven un embarazo sin beneficios. Esto le pasa mucho a la mujer emprendedora, que está a cargo de su campo y es jefa de hogar a la vez. Creo que faltan oportunidades para dar apoyo a esas mujeres y que puedan dar una crianza responsable y que puedan ser proveedoras. El Estado debe poder otorgar oportunidades, especialmente para la gente en el campo, que tiene menos acceso a salud, a educación. No es lo mismo vivir en Santiago y trabajar en una oficina, que vivir en el campo, con un consultorio lejos y sin acceso.

—Mujer del Agro es un premio que entrega AFIPA que destaca a dos mujeres que destacan tanto en lo profesional como por sus buenas prácticas en el campo. ¿Cómo se gestó este premio?
—Desde que llegué a AFIPA quise implementar este premio. Creía que era importante destacar y motivar a mujeres y mover el ambiente respecto al liderazgo femenino. Acá trabajo con dos mujeres muy importantes para el equipo. Una de ellas es Roxane Flores, que es encargada de capacitación y ve temas de capacidades en el agro, y Francisca Gebauer, que ve reciclaje y economía circular. Dos mujeres muy poderosas, que son poco visibilizadas en su rol. Gran parte del grupo son mujeres y lo planteé. Me pareció relevante que desde AFIPA, liderado por mujeres, que premiemos a otras mujeres que estaban generando impacto en el área. Trabajamos en el tema y delineamos dos perfiles que queríamos destacar. Con el aniversario de los treinta años de AFIPA, celebramos la primera edición de este premio. Hay muchas mujeres valiosas y creemos que se deben destacar y visibilizar más. Ya llevamos dos ediciones y queremos aumentar la red de participantes. Queremos promover este premio con otras instituciones que trabajan en el liderazgo femenino para el lado más gerencial y con el Ministerio de Agricultura desde el lado de la agricultura familiar campesina. Debemos confiar en las capacidades que tenemos y trabajar para tras pasárselas al resto de las personas con las que convivimos. Hay una responsabilidad nuestra en cómo mostramos el rol que tenemos en los distintos ámbitos en los que trabajamos. Debemos educar en lo que es la equidad.

—Además fomentar el rol de la mujer con este premio, ¿qué otras acciones promueven?
—Las dos áreas principales de la asociación están lideradas por mujeres: Francisca y Roxanne. En el caso de capacitaciones, asisten muchas mujeres, que están en agricultura y se forman constantemente en buenas prácticas agrícolas y funcionamiento del campo. Un punto relevante es el buen uso de los productos. Por el lado de residuos, también tenemos otro concurso, en que premiamos a los agricultores que entregan más envases, promoviendo el reciclaje. Las mujeres tienden a ser más sensibles al tema ambiental y espero que este año podamos darle una mirada más de género a este premio.

—Pero AFIPA también trabaja desde la innovación y la tecnología promoviendo el uso responsable de tecnologías en el agro. ¿Cómo ves este desafío hoy en día?
—Hoy en día el campo puede incluir agricultura de precisión o herramientas de monitoreo. En AFIPA promovemos estas tecnologías para mejorar la producción agrícola. En esto veo dos ventajas: atraer jóvenes que se sientan atraídos por la aplicación de tecnología en el campo, y que esto a su vez renueve al sector, y que sea usable y fácil para personas que no están tan habituadas a las tecnologías.

—¿Qué desafíos tienes para este año?
—El cambio climático nos pone en un escenario complejo en el agro. Tanto a nivel regulatorio como legislativo, es un tema que cruza en general la motivación para los desafíos de lo que viene. Debemos enfocar el trabajo que venimos haciendo hacia esas temáticas. Las herramientas tecnológicas y los proyectos que llevamos deben ir en dirección a la sustentabilidad y efectividad. Lo fitosanitario tiene estos mismos desafíos, cómo nos subimos a este carro que no tiene vuelta atrás. Cuando llegué a AFIPA me preguntaron por qué quería tomar este rol. Yo sentía que era una industria en crisis y que tenía que cambiar. Sino cambiaba, iba a desaparecer por el cambio climático. Esta industria formaba parte de este cambio y yo quería liderar ese proceso. Ha sido mucho más fuerte de lo que esperaba. Hace años que se escucha que en 2030 habrá escasez de alimentos y ya es 2030. No es una fantasía, es una realidad.