Impulsadas por los acuerdos comerciales, las exportaciones del sector agroalimentario (exportaciones de alimentos) se multiplicaron siete veces en las tres últimas décadas, llegando a US$ 12.800 millones en 2020, y se proyecta un crecimiento promedio anual de 3% al 2030.
Paloma Díaz Abásolo
La apertura comercial de Chile, mediante la firma de acuerdos con alrededor de 30 mercados, ha impulsado con fuerza a las exportaciones de alimentos en las últimas tres décadas, pasando de US$ 1.685 millones en 1991, a US$ 12.800 millones en 2020.
La agroindustria también ha tenido un aumento continuado de los ingresos promedio de sus empleados, con un alza de 50% entre 2006 y 2020, una creciente participación de las mujeres que pasaron de representar el 21,2% en 1991 a cerca del 40% en 2020 y una reducción paulatina de la brecha salarial, según los datos del Estudio de Impacto de la Agroindustria Chilena, elaborado por la Facultad de Agronomía de la Universidad Católica.
»El desarrollo de la agroindustria y su inserción en los mercados internacionales es un ejemplo claro de los efectos de la política comercial de Chile», dice el subsecretario saliente de Relaciones Económicas Internacionales, Rodrigo Yáñez.
Para la próxima década se proyecta un escenario positivo para las exportaciones de alimentos a nivel global, debido al aumento de la población, el crecimiento económico y el alza de los ingresos, donde Chile sigue teniendo oportunidades.
»En promedio, en todo el mundo alrededor del 20% de los alimentos que se consumen en cada país son importados. De cara a 2030, se prevé que las importaciones representen el 64% del consumo interno total en el Cercano Oriente y el norte de África, mientras que se espera que América Latina y el Caribe exporte más de un tercio de su producción agrícola total», indica el estudio.
Con ese contexto, junto con los desafíos y amenazas particulares de cada rubro agroindustrial, como los crecientes limitantes ambientales y climáticas, se proyecta una tasa de crecimiento anual para el sector de 3,1% a 2030, que en forma acumulada corresponde a 35,7%.
»El gran desafío es lograr esa tasa y mantenerse en los mercados, donde la promoción de los productos y aumentar su valor son los retos mayores, incorporando tecnología y eficiencia», proyecta María Soledad Valenzuela, coautora del estudio y fundadora de Asesorías Alimentarias y Comercio Internacional.
Profundizar acuerdos
Uno de los factores clave para alcanzar los niveles de crecimiento que se proyectan para los próximos años es continuar con la política de acuerdos comerciales y aperturas fitosanitarias de productos del sector agroindustrial, ya que ha estado asociada al aumento de las exportaciones del sector.
»Si se considera el indicador de porcentaje de valor exportado a países con acuerdos comerciales respecto del total, se obtiene que aumentó desde 1,3% en 1991 a 15% en el año 2000, y que alcanzó un 91% en 2010, valor que se mantiene hasta estos días», dice el estudio.
»El efecto de los acuerdos se ha reflejado en mejores condiciones de acceso, tanto en lo arancelario como en las medidas no arancelarias, y especialmente en la solución de conflictos comerciales», destaca Rodrigo Yáñez.
Actualmente, ocho mercados concentran casi el 80% de los envíos del sector, donde Estados Unidos, la Unión Europea y China se han mantenido como los destinos más relevantes durante las últimas décadas.
»Es un trabajo que en ningún caso está concluido y se debe seguir avanzando. Se deben seguir logrando mejoras en las condiciones que tenemos con los acuerdos actuales e ir abriendo nuevos mercados. La situación internacional actual nos recuerda lo peligroso que es estar concentrado en pocos mercados y, además, si se mira a diez años, es un tema importante y no hacerlo podría significar que Chile se quede atrás», plantea Óscar Melo, economista agrario y académico de la Universidad Católica que estuvo a cargo de realizar el estudio.
Desde Chilealimentos afirman que uno de los ejemplos más atractivos de profundización de esos tratados sería avanzar con India, país con el que Chile mantiene un acuerdo de alcance parcial, donde las preferencias que tienen los productos chilenos reducen solo una parte de los aranceles.
»En cuanto a nuevos acuerdos, lo primero es ratificar el TPP11, porque de lo contrario no podremos competir en mercados como Japón, al que hemos abastecido desde hace muchos años», plantea el gerente general de Chilealimentos, Guillermo González.
También considera interesante el acuerdo de Asociación Económica Integral Regional (RCEP, por su sigla en inglés), impulsado por China, donde participan 15 países de Asia y Oceanía, y no está incluido Chile.
Más promoción e innovación
Como otros países competidores de Chile ya han suscrito acuerdos comerciales que les permiten tener los mismos beneficios arancelarios, ya no basta con eso para mantener la competitividad.
Un punto importante para la próxima década será fortalecer la promoción de las exportaciones de alimentos, con más recursos y una mejor coordinación de los rubros.
»Es un tema muy potente para mantenerse competitivo, porque Chile se ha quedado corto en el desarrollo de la imagen país. Falta hacer un trabajo conjunto de la industria alimentaria para potenciar el conocimiento de nuestros productos y sus altos estándares de calidad», dice María Soledad Valenzuela.
Junto con eso, tras lo vivido en las últimas dos temporadas, los exportadores consideran que otro punto clave es mejorar la eficiencia de la cadena logística.
»Existen relevantes espacios para mejorar la eficiencia en el transporte naviero, los puertos, el transporte terrestre y los servicios ligados a la exportación, porque no han sido lo suficientemente estudiados y resueltos», advierte Guillermo González.
Como se trata de un sector dinámico, donde han surgido industrias que tradicionalmente no existían en Chile, como la producción de berries o las exportaciones de cerezas frescas, dentro del sector se espera que a 2030 aparezcan nuevas oportunidades para desarrollar, apoyados en la innovación.
»Siempre están surgiendo nuevas oportunidades y formulaciones que esta industria es capaz de elaborar a partir de una materia prima. No me cabe duda de que con el crecimiento de la oferta de cerezas, por ejemplo, van a aparecer pulpas, jugos, congelados, conservas y deshidratados elaborados a partir de ellas», proyecta Guillermo González.
Con esa mirada, Óscar Melo añade que la innovación seguirá siendo un factor determinante, tanto en cambios pequeños como nuevos formatos de productos como disruptivos, como las nuevas compañías de alimentos que han surgido en Chile y el mundo, acompañadas por una mayor automatización de los procesos, soluciones más creativas para atraer a los trabajadores al área agroindustrial y un mayor apoyo al financiamiento de nuevos emprendimientos favoreciendo las exportaciones de alimentos.
»Sin embargo, lo que más atemoriza es la falta de agua, porque no se ve una solución tan fácil y es una amenaza clara para la industria, que podría afectar drásticamente a algunas de ellas», advierte Melo.
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