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Desde protestas a reclamos ciudadanos y de gobiernos: Rechazo a medidas verdes, tendencia que hace tambalear la agenda de la UE

4 de marzo de 2024

Varias políticas ecológicas han generado roces en distintos países del continente, en donde el discurso populista contra esta agenda sigue creciendo.

Es uno de los actores protagónicos a nivel mundial en lo que respecta a la lucha contra el cambio climático, con su agenda verde como un estandarte central en su política interior y exterior desde hace varios años, pero hoy no es tanto el entusiasmo ecológico el que marca la pauta de la Unión Europea (UE), sino que, por el contrario, el creciente rechazo que varias de estas medidas generan y que ponen una gran cuota de incertidumbre en varias de las metas climáticas del bloque. Desde movimientos de protesta hasta estudios de opinión e incluso gobiernos de países miembro, el descontento por varias de las medidas de Bruselas que apuntan a acelerar la transición energética se ha vuelto más evidente en un continente donde las presiones económicas y los discursos populistas han exacerbado los roces frente a estas políticas, en una situación que ya está generando fuertes costos políticos.

Foco de atención en el continente durante los últimos meses, las protestas del sector agrícola en varios países son hoy la principal muestra de descontento contra la agenda verde impulsada por Bruselas, con políticas en el centro de las críticas de los campesinos que van desde reducciones en el área de siembra que se puede trabajar hasta la disminución y eliminación de subsidios al diésel agrícola, normas medioambientales que los manifestantes señalan como «excesivas» y como responsables de producciones más bajas y mayores costos para su sector.

Las protestas, incluso, llevaron a que en los últimos meses la UE no solo revisará sus objetivos de reducción de emisiones para 2040 con un texto en el que retiró la mención de sus planes de disminuir un 30% de las emisiones por parte del sector agrícola, sino que también obligaron a que la líder de la Comisión Europea, Ursula Vonder Leyen, diera marcha atrás con su propuesta de limitar en un 50% el uso de pesticidas químicos en el campo europeo.

Pero más allá del campo -que en varios países mantiene el pulso contra la UE y autoridades locales-, los roces provocados por las medidas ecológicas del bloque se han hecho notar en áreas como la industria automotriz, ante el descontento de usuarios y empresas automovilísticas en países como Bélgica, Italia, Estonia y República Checa, entre otros, por los planes de la UE para limitar las emisiones de autos en los próximos años.

A su vez, políticas de protección de espacios marinos y forestales siguen siendo un tema que Finlandia y Croacia, mientras que medidas para aumentar los impuestos a los combustibles fósiles y al uso del carbón han provocado fuertes roces en países como Polonia y Lituania.

Algunos de estos asuntos, incluso, han provocado enfrentamientos entre la UE y gobiernos más críticos de algunas medidas ecológicas de Bruselas, además de generar tensiones entre grupos al interior del Parlamento Europeo, como ocurrió esta semana con la aprobación de una ley de restauración de la naturaleza que los grupos más conservadores y de extrema derecha trataron de tumbar sin éxito, en el marco de las protestas agrícolas.

A su vez, según encuestas contrastadas por Político, entre 2019 y 2023 el apoyo al objetivo de la UE de lograr el equilibrio de cero emisiones sólo aumentó en cuatro países (Luxemburgo, Grecia, Malta, Irlanda, Croacia), entre uno y tres puntos porcentuales, mientras que el apoyo a esta meta se mantuvo en Italia, Suecia y Hungría. En cambio, en los países restantes el respaldo a este ítem disminuyó entre 1 y 15 puntos porcentuales, siendo los casos más drásticos Rumanía (-11 puntos), Eslovaquia (-11), República Checa (-14), Estonia (-14) y Finlandia (-15).

«En muchos países las políticas medioambientales europeas generan problemas porque se enfrentan a realidades diversas que requieren respuestas diferentes. El principal problema suele ser que para avanzar con políticas medioambientales, hay un sector que se ve perjudicado si antes no se generan las condiciones para que ese sector se adecue de manera rápida y enciente, y ahí es donde entran en juego las respuestas que cada gobierno puede dar a esos sectores. En muchos casos, esa adaptación no se da, ya sea por falta de respuesta de gobiernos locales, falta de voluntad a la hora de hacer cambios, planificación deficiente, y otros factores (…) Lo difícil es encontrar un equilibrio entre esa necesidad de impulsar la transición ecológica, y que al mismo tiempo esa transición respete las necesidades de las poblaciones donde las medidas son aplicadas, especialmente en momentos donde las presiones económicas van en crecimiento», dijo a «El Mercurio» Sebastien Treyer, experto en política medioambiental europea de la Sciences Po.

Giro populista

Sumado a esto, la agenda verde de la UE se enfrenta a un panorama incierto ante el auge en el continente de los partidos populistas y escépticos del cambio climático, que han buscado capitalizar el descontento en varios países con las normativas ecológicas de Bruselas para aumentar su apoyo.

Así, hoy las encuestas apuntan a importantes victorias para los sectores de la extrema derecha europea en las elecciones de este año al Parlamento Europeo, en las que el bloque de los Verdes sería uno de los más perjudicados, con la pérdida de hasta unos 30 escaños en la cámara.

Justamente, un escenario así podría complicar aún más los objetivos medioambientales de la UE, según los especialistas, ante la posibilidad de que grupos populistas logren acumular el suficiente poder para bloquear u obligar a grandes cambios en futuras propuestas verdes que pasen por la Eurocámara.

«La crítica al Pacto Verde europeo ha sido combustible perfecto para que el populismo de extrema derecha pueda crecer para las elecciones de este año, y eso aumenta el riesgo de que la agenda verde de la UE se vea muy afectada. Esto es responsabilidad de un mal manejo político de parte de los liderazgos europeos a la hora de implementar estos cambios, sin dar una respuesta a quienes se han visto afectados por estas políticas», dijo a este diario Andrew Jordan, experto en temas de medioambiente de la Universidad de Leeds.

Fuente: El Mercurio

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