CRISTIÁN MUÑOZ CARIAGA
PRESIDENTE INSTITUTO PENSAR AGRO CHILE
(A FUTURO IPA CHILE)
Un pilar de la producción silvoagropecuaria en Chile es su patrimonio fitosanitario. En ello los agricultores han sido esenciales, ejecutando decisiones en los tiempos que exigen la inocuidad y la seguridad alimentaria. Entre esas decisiones están los tratamientos fitosanitarios, que responden a amenazas causadas por las plagas o el clima. Sin embargo, la resolución 243 del SAG, publicada el lunes 20 de enero 2025, no conversa con la realidad.
Seremos claros: es imposible avisar toda aplicación de plaguicidas al SAG con 48 o 24 horas de anticipación (sea en cultivos abiertos, cubiertos, packings, bodegas, etc.). La falta de conectividad en la ruralidad impide las comunicaciones electrónicas, con lo que solo queda concurrir presencialmente al SAG, perdiendo tiempo valioso del agricultor y sus escasos recursos para hacer aplicaciones que pueden ser vitales para el cultivo.
Por otro lado, las contingencias sanitarias o climáticas dejan ventanas de tiempo muy estrechas para evaluar, decidir y hacer la aplicación. Frecuentemente, ese margen de tiempo no supera las tres horas, por lo que es imposible avisar con mayor anticipación. Además, es frecuente que las aplicaciones programadas no puedan hacerse en las fechas prefijadas debido a contingencias climáticas o a la falta de disponibilidad de maquinaria.
Aún más, sólo por causas estacionales, muchos avisos se concentrarán en pocos días, causando atochamientos entre los usuarios y en el SAG, el cual tendrá problemas para procesar la información.
Apelamos a la colaboración público-privada que caracteriza al trabajo entre los agricultores y el SAG. Por lo mismo, agradecemos al ministro de Agricultura su idea de formar una mesa técnica que revise esta resolución, para avanzar en soluciones que mejoren las buenas prácticas agrícolas y que proporcionen a la autoridad información útil para resguardar nuestro patrimonio fitosanitario.
Fuente: Revista del Campo – El Mercurio